Una de las constantes en esta aventura de emprender, es justamente… EL CAMBIO. Absolutamente todo cambia, todo el tiempo. Cambiamos nosotros, cambian nuestras relaciones, cambia el mercado laboral, cambia la tecnología, el panorama político, económico, social. Cambia la cultura, la mentalidad. El cambio es universal y constante.
A muchos les da temor el cambio, cuando en realidad… todo cambia, todo el tiempo! Creo que todos tenemos la capacidad de realizar cambios y crear las experiencias que deseamos. Pero.. cambiar puede resultar difícil… lo sé.
En el último año he experimentado grandes cambios en mi vida profesional y personal, por nombrar unos pocos: me mudé a mi nueva casa, adopté dos mascotas (por primera vez en mi vida tengo una gata y me encanta), estoy en un nuevo proyecto profesional, lancé nuevos cursos, me animé a hacer videos en vivo, modifiqué mi «nicho de mercado», cambié mi manera de hablar con mi audiencia…. y estoy esperando a mi tercer bebé (hablando de grandes cambios trascendentales!)
Siendo completamente sincera, esos cambios han sido a la vez muy fáciles y muy difíciles.
Difíciles porque implicaban algo nuevo, desconocido… una gran dosis de incertidumbre, un riesgo. Cambiar implica hacer algo nuevo o hacer algo conocido, pero de manera diferente. Y hacer cosas nuevas, aprender cosas nuevas implica salir de lo conocido, de la famosa zona de comodidad (que cada vez es menos cómoda, verdad?). La resistencia a salir de esa zona cómoda, conocida, donde «tenemos el control» suele ser proporcional al cambio que enfrentamos, a mayor cambio, mayor resistencia.
Y esos cambios fueron fáciles, porque una vez que trabajé en mis creencias acerca del cambio, una vez que realmente exploré qué pensamientos me frenaban y trabajé en lo que esos cambios significaban para mí…. me di cuenta que el primer paso consistía básicamente en tomar una decisión valiente y emprender una acción, dar un paso, y luego seguir andando, un paso a la vez.
Comparto a continuación algunos tips de cómo enfrentar y aceptar los cambios, que me han resultado sumamente útiles en esta etapa:
1- Acepta la realidad. A veces el cambio ocurre y está completamente fuera de nuestro control (llegada de mi tercer bebé este año, por ejemplo). Hay cuestiones que no podrás cambiar. En lugar de meterte bajo las mantas, esconder la cabeza en la arena como si fueras un avestruz o borrar tu sitio web, perfiles de redes sociales y analizar seriamente mudarte de país… simplemente, acepta que el cambio está sucediendo, que está fuera de tu control.
Nota: esto no significa que estés de acuerdo con lo que pasa, tampoco significa que te quedes pasivo ante esa situación, sino que la ves, la aceptas y decides seguir adelante.
2- Sé emocional. Date permiso para sentir. Muchas veces cuando atravesamos un período de grandes cambios nos sentimos muy sensibles, es posible que a veces quieras llorar, que otras quieras gritar, y que otras simplemente necesites alejarte un rato de todo. Date permiso para sentir, cada quien procesa el cambio a su manera.
A mi me sirve escribir (escribo muchísimo, libremente, lo que me viene a la cabeza, saco la «basura mental», las ideas «enredadas» y después me quedo más tranquila, hasta liviana).
Sé que varias personas que conozco procesan este tipo de situaciones saliendo a caminar, a andar en bicicleta, otras meditan, toman clases de yoga.
Lo importante es que no te «castigues» por sentir eso que sientes (ya sea enojo, frustración, miedo, tristeza, etc), que te des permiso para procesarlo. Otra cosa que aprendí es a no juzgarme por las emociones que estoy sintiendo.
Que en un momento determinado no te sientas positivo y veas sólo lo bueno de las situaciones, no te hace una mala persona, te hace HUMANO. Lo importante es darte cuenta de lo que estás sintiendo, de que lo proceses de la manera en que necesitas. Y que sepas que todo es temporal.
3- Sé lógico. (confieso que esta parte me sale fácil! soy muy lógica y racional, al menos la mayor parte del tiempo). Después de permitirte sentir, suele llegar un momento en que le encuentras sentido lógico a lo que está sucediendo.
Tené cuidado con dejarte llevar por las emociones, si bien dije antes que te permitieras «sentir», también es importante estar calmado y ser racional al momento de tomar decisiones. Renunciar a tu empleo sin haberlo meditado exhaustivamente antes, sin tener un plan concreto de acción y sin un respaldo (ahorros, un trabajo a medio tiempo mientras emprendes, etc) puede llevarte a un cambio que sea aún menos cómodo, menos divertido y mucho más arriesgado y estresante. Lo importante es sentir, para tener claro qué queremos, y pensar, la mejor manera de lograr eso que queremos.
Nota: tené cuidado de no quedarte demasiado tiempo en la fase de planificación. Se trata de encontrar el balance, de tomar un riesgo calculado, fijar metas, crear un plan de acción, ponerte un plazo y hacer lo que sea necesario para añadir sentido lógico a lo que estás atravesando.
4 – Respira. Desde hace un tiempo, trato de enfocarme y ser más intencional en mi respiración. Me calma, me da paz. Me brinda la oportunidad de conectar conmigo, de responder a lo que está sucediendo en lugar de sólo reaccionar. Tu respiración es uno de tus mejores aliados al momento de un gran cambio. Puede que pienses que esto no es importante, que simplemente por respirar no vas a lograr nada relevante. Te propongo que hagas el ejercicio que me dió una amiga que es instructora de yoga, es muy simple, se trata de respirar en 4-7-8. Respira por la nariz contando hasta 4, mantener la respiración mientras cuentas de 1 a 7, expira por la boca, contando de 1 a 8.
Nota: este ejercicio es excelente para relajarte antes de ir a dormir.
5- Agradece. Como parte de mi rutina, cada día anoto al menos 5 cosas por las cuales estoy agradecida. En momentos de grandes cambios, de incertidumbre y caos, me tomo unos minutos adicionales y lleno al menos una página de agradecimiento. Esto me permite enfocarme en todo lo bueno que me rodea, me ayuda a ver todo lo positivo que tengo a mi alcance y además, me predispone a recibir más, a ver nuevas posibilidades. Y si el día está particularmente difícil, sigo el consejo de una de mis mentoras y hago el propósito de escribir al menos 100 enunciados de gratitud. Enfócate en lo bueno y es muy posible que más pronto de lo que crees, ese cambio que estás atravesando forme parte de tu diario de gratitud.
6- Reconoce que el cambio es una oportunidad para crecer. Cuando experimentas un cambio, éste te brinda la oportunidad de analizar y evaluar tus creencias y valores.
Qué es lo que quieres en tu vida?
esto te está acercando a tus metas o te está alejando de ellas? cuando miras al cambio desde tus creencias y valores, a menudo puedes ver un resultado positivo. Usa el cambio como catalizador para convertirte en la persona que quieres ser.
7- Siempre tienes alternativa. Esto es realmente importante. Puede que no controles las miles de variables que afectan el cambio, pero… no sos un árbol, no estás atado o estancado ni «plantado», podés moverte.
Lo cierto es: simpre podés elegir. Como dice Stephen Covey: no soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones.
A veces esa elección es algo tan simple como cambiar de actitud, cambiar de creencias, de manera de pensar. A veces esa elección implica rebelarse al cambio y tomar un camino diferente. Otras veces, la elección será aceptar el cambio. Las posibilidades son infinitas. Siempre tenés el poder de decidir. Puede que no estés entusiasmado con las opciones, pero siempre, la elección es tuya.
El cambio es inevitable, el dolor y la miseria son opcionales.
Siempre busco la manera de atravesar estos cambios lo más proactivamente posible. El cambio tiene una manera de despertarte, de sacudirte, para ver realmente la vida que has estado viviendo y hacerte más consciente de lo cerca que estás de la vida que realmente querés tener.
Cuál de estos tips querés implementar hoy?