Tenía miedo de tener éxito.Qué? Miedo de tener éxito? Eso no puede estar bien, me dije. ¿Por qué alguien tendría miedo de lograr su máximo potencial?
Fallamos en intentar = no pasa nada (ni siquiera intentamos hacer que pase algo)
Intentamos y fracasamos = algo pasó, pero no fue lo que queríamos (al menos lo intentamos!)
Durante mucho tiempo, no entendía a lo que la gente se refería cuando hablaban de miedo al éxito. ¿Cómo puede ser que incluso exista tal cosa?
Esta semana experimenté de primera mano el miedo al éxito. Ahora sé que es real. Y peligroso.
El miedo al éxito viene disfrazado como todo tipo de cosas diferentes. El disfraz más común es en realidad el miedo al fracaso. A veces pensamos que tenemos miedo de fracasar cuando tenemos realmente miedo a tener éxito.
El miedo al fracaso es más fácil de asimilar, ya que es relativamente mucho más común. Es sólo una parte de la vida. Si fracasamos, las cosas suelen ir de nuevo a la forma en que estaban.
El fracaso es predecible. Sobre todo si inconscientemente lo diseñamos (autosabotage). El éxito, por otro lado, es impredecible. Garantiza el cambio.
Es natural que los seres humanos le teman al cambio, es natural que temamos salir de nuestra zona de confort. Yo sé que me pasa a mí (y muy seguido).
- ¿Qué pasa si tengo éxito y no era realmente lo que quería? ¿Qué pasa si aún alcanzando el éxito en esto no soy feliz?
- ¿Qué pasa si tengo éxito y luego mis amigos y familia me juzgan? ¿Y si me quedo solo? ¿Y si me critican?
- ¿Qué pasa si no me merezco tener éxito? ¿Qué pasa si estoy siendo egoísta?
Porque el cambio es a menudo incómodo, nuestros cerebros pueden decidir que es más fácil fallar o no tratar en absoluto. Ahí es donde el auto-sabotaje aparece (subconcientemente, por supuesto)
Cómo superar el miedo al éxito
Todos tenemos áreas de nuestra vida que queremos mejorar. Tomemos, por ejemplo, alguien que está insatisfecho en su trabajo, pero con miedo de iniciar su propio negocio. Lo llamaremos Juan.
Si Juan supera su miedo, el cielo es el límite (mejor dicho, él se pondría sus propios límites). Él podría cultivar sus pasiones, viajar más, y tener un control total sobre su trabajo.
(Por no hablar de que con su propio negocio podría ganar más dinero. Su potencial de ingresos como empleado es, por definición, limitado.)
Juan reconoce los riesgos que vienen con el cambio. Podría haber alguna molestia asociada con iniciar un nuevo emprendimiento. Poco a poco, el miedo al éxito comienza a burbujear bajo la superficie.
El primer paso para superar el miedo al éxito es hacerlo aflorar a la superficie. Una vez que sos conciente de ese miedo, podés comenzar a afrontarlo racional y concientemente.
Respondé a estas preguntas:
- ¿Qué es lo peor que podría pasar si logro hacer realidad esta meta? ¿Qué es lo mejor?
- ¿Cambiarìan tanto mis relaciones si tengo éxito? Si es sí, ,realmente quiero a estas personas en mi vida?
- ¿Por qué creo que no merezco para lograr este objetivo?
- ¿Cuál es el costo para Juan de no profundizar en este miedo? No sólo es la pérdida de libertad y del ingreso. Son todas esas mañanas en las que se despierta con esa sensación de pesadumbre, temor, de frustración, sin ganas de ir a trabajar.. Es tener que escuchar a su corazón le dice una y otra vez que algo anda mal.
A veces, podemos desmenuzar estas objeciones lógicamente. La mayor parte del tiempo, todavía habrá un poco de miedo que no desaparecerá tan fácilmente.
Tenemos dos opciones: sentimos miedo y lo hacemos de todos modos, o nos quedamos estancados.
La elección es suya
Te suele pasar, sentir miedo de lo que podría pasar si logras tener éxito? ¿En qué áreas de tu vida? ¿Estás tratando de quedarte cómodo? ¿Cómo puede el miedo impedirte alcanzar tus metas? Cuáles son las excusas que te decís para no emprender acción?
Cuando era hora de decidir si invertir o no en ese curso, me hice las mismas preguntas. Desenmascarando esas objeciones irracionales me dió 90% de la seguridad que necesitaba. Pero el 10% final me requirió una buena dosis de valor.
Yo sabía que tenía la solución justo frente a mi. Pero también sabía que si invertía, sería responsable de obtener los resultados. Las cosas serían diferentes para mí si lo lograba.
Así que me senté y sentí el temor y la adrenalina atravesándome. No traté de cambiar nada. Sólo me di permiso de sentir y pensar, sin juzgar. Poco a poco, el miedo comenzó a disiparse.
Me inscribí en el curso ese mismo día.
Recordá: Las cosas siempre cambian. Podemos ser la causa y el motor de ese cambio.