Durante mucho tiempo, hice todo sola. Me ocupé de cada mínimo aspecto de todo lo que tenía que hacer en mi trabajo, en mi negocio. Y me sentía orgullosa de “hacerlo por mí misma, sin ayuda”, con la creencia de “yo puedo sola”, “nadie lo hace como yo”, “yo sé exactamente qué y cómo es la mejor manera de lograr lo que quiero”.

Antes de ser coach, tuve varios micro emprendimientos, pasé por varios trabajos corporativos y en el campo de la educación superior. Y siendo sincera, siempre preferí ocuparme yo de todos los detalles. Me costaba pedir ayuda (no por ego, sino por “no molestar al otro”), y quería mantener el control de cada aspecto del trabajo.

Tuve muy buenos resultados, en general, pero podrían haber sido mucho mejores (y en menor tiempo) si hubiera buscado ayuda, consejo, guía, y hubiera aprendido a delegar (porque delegar no es desatender, sino que implica comunicar y hacer el seguimiento y control de la tarea delegada, eso lo aprendí después de mucho tiempo). Y tuve también, mi cuota de “aprendizajes” (prefiero no llamarlos fracasos 😉 ), estos aprendizajes quizás no hubieran ocurrido si buscaba antes ayuda y consejo.

Esta actitud la mantuve al iniciarme como coach, hasta que me di cuenta que decidía y accionaba desde el EGO, y me di cuenta de que lograr crecimiento en mi negocio es muchísimo más fácil si aprendo de las personas que están más adelantadas que yo en esta aventura de emprender.

Al principio, trabajar con un coach de negocios  me parecía caro, si bien sabía por experiencia que contar con un mentor hace todo más simple, pues tuve una excelente mentora para desarrollar mi tesis de carrera de Licenciatura en Sistemas, me costaba ver la necesidad de contar con un mentor para lanzar mi negocio de coaching. Después de todo, había invertido mucho en cursos y programas de primer nivel, y la gran mayoría de la información necesaria la encontraba gratis en internet.

Si, es cierto, con los cursos y programas aprendí muchísimo sobre técnicas, herramientas y estrategias. Aprendí sobre coaching, marketing, mindset, comunicación, copywriting… en teoría y en general. La “bajada” a mi realidad, a mi negocio, a mi nicho de mercado, corría por mi cuenta… y ahí es donde “hacía agua” por todos lados! en el cómo implementar en mi negocio, a mi estilo, todo eso que aprendí en teoría.

Si bien los cursos y programas tenían un montón de ejercicios y cuestionarios… en grupos numerosos (en uno de los cursos éramos más de 2000 personas cursando por primera vez, en el grupo de facebook éramos más de 12000) es difícil contar con feedback personalizado. Me han servido los cursos? SI.

Sólo con los cursos puedo tener un negocio exitoso? quizás si, pero con un avance lento y mucho trabajo de prueba y error. De esto me di cuenta luego de varios años de intentar hacer las cosas a mi manera, sola.

Digamos que haces lo mismo que yo, e intentas hacerlo todo solo. Seguramente, podrás tener tu negocio funcionando en 3 a 5 años, pero, cómo sería tu avance si aprendieras con alguien que puede enseñarte y acompañarte para hacer mucho más en menos tiempo? digamos en 3 meses, en 6 meses, en sólo 1 año?

Si pensás en el costo de seguir “intentando” y no obtener resultados, a contar con alguien que te acompañe a tomar las decisiones y te brinde su experiencia, para lograr resultados rápidamente en lugar de estar meses o años “adivinando”, comprando curso tras curso y probando técnica tras técnica a ver si alguna funciona… el costo de inversión ya no parece tan alto, es más en mi caso, comprobé que se justifica ampliamente (y se paga solo, en poco tiempo, no sólo en dinero, sino en tiempo, energía y paz mental).

Cada vez que trabajé con un coach o mentor, el avance y claridad fueron IMPRESIONANTES. Trabajar con alguien que ha superado desafíos similares y pone a mi disposición su experiencia y conocimiento, me ayuda a ahorrar tiempo, dinero y me evita muchas frustraciones y angustias.

Te doy un ejemplo desde otro punto de vista:

Supongamos que tenés que hacer un viaje de 200 kilómetros.

Podés caminar hasta ahí, recorriendo esa distancia en unos cuantos días (no sé bien cuántos!)

Podés llegar andando en bici en (bastantes) horas.

Podés llegar en auto en menos de dos horas.

O podés llegar en minutos (media hora quizás?) si vas en avión.

En cada una de las opciones, irás desde el punto A al punto B, pero podés darte cuenta que algunos métodos son preferibles a otros.

Ese es el beneficio de trabajar con alguien que ya hizo lo que estás buscando lograr.

Podés acortar el proceso, tomar atajos, aprender las herramientas justas, implementar las estrategias óptimas… mientras muchos otros aún siguen dando vueltas sin tener un rumbo claro, perdidos y mareados “como turco en la neblina” (tomando prestada la frase de mi abuela).

Porqué vas a ir caminando si podés volar?

 En mi caso, la analogía viene de estar transitando un programa transformador con mi coach, que se llama Despegar, así que las similitudes con tomar un avión me vienen a la mente muy fácilmente.

Lo que me motiva cada día es ayudar a la gente a seguir el camino que estoy transitando: pasar de ideas “sueltas” a un negocio real, exitoso. Para mi, se trata de ayudar a coachs (y otros profesionales que brindan servicios) a iniciar su negocio con seguridad y confianza en cada paso del camino. Implementando esas ideas, concretando acciones y obteniendo resultados visibles.

Creo que si estás leyendo esto, es más que posible que esa descripción se ajuste a vos. Si es así, y querés que charlemos acerca de las maneras en las que podemos trabajar juntos, te invito a hacer click en éste enlace. Reviso personalmente cada respuesta y si veo que es posible que conformemos un excelente equipo de trabajo, contestaré a tu solicitud con el enlace para agendar una sesión estratégica. Estas sesiones son sin costo. Durante esa charla, nos conoceremos mejor y me contarás en detalle cuáles son tus ideas, tus desafíos y qué buscás concretar, y yo voy a proporcionarte la información acerca de la mejor manera de trabajar juntos.

Dale click a este enlace para acordar la sesión.

Por favor, detalla lo más posible las respuestas, cuanta más información me brindes, mejor podré ayudarte.

Como despedida, te dejo unas preguntas para reflexionar:

  • En qué aspectos de tu negocio vas “caminando”? Para qué te sirve ir caminando?
  • En qué temas necesitás obtener mayor claridad?
  • Cuáles son tus mayores desafíos a la hora de emprender?
  • Cuáles son las tareas en las que creés que podés enfocarte para avanzar más rápido?
  • Estás preparado para VOLAR?

Como siempre, gracias por leerme.

lore