Me encanta una mesada limpia. Me encanta ver la cocina limpia, ordenada y la mesada despejada.
Respiro más fácil cuando los platos están limpios. Duermo mejor cuando todo está limpio y fuera de la vista. Y me siento feliz cuando todo está ordenado y listo para un nuevo día (aunque en una casa con un niño de 4 años y un bebé esto es casi una utopía).
Y no estoy sola. Hay investigaciones que muestran cómo el desorden aumenta el estrés y reducen el enfoque. Además, apuesto a que encuentras tu vida más relajada cuando las cosas están ordenadas.

Sabiendo esto, todavía me resistía (y negaba) a esta verdad durante mucho tiempo. Me gustaría dejar los platos sucios en la cocina durante días con la esperanza de que alguien más podría limpiarlos. Algunos días incluso me molestaba que nadie más lo hiciera (aunque realmente no hacía los pedidos, sólo suponía que alguien más lo haría porque ya no quedaban cucharas limpias … como si eso fuera a pasar!).

«¿Por qué tengo que ser la única para lavar los platos todo el tiempo?» Mi adolescente interior quería rebelarse.

Yo no quería que «lavar los platos» fuera parte de mi trabajo. Incluso si quieres dejar de lado los estereotipos de género y todo eso, nunca me gustó lavar los platos (ni planchar la ropa, si vamos al caso). Siempre me sentí como un adolescente al que se le perseguía para que limpiara los platos porque era algo que mis padres decidieron que tenía que hacer. A pesar de que dejé la adolescencia hace un largo tiempo. A pesar de que yo soy la madre ahora. Aunque quiero platos limpios.

Es hora de crecer.
Me dí cuenta de que puedo llegar a tener una cocina limpia … Sólo tengo que encargarme de hacer el trabajo para que esto pase.

¿Con qué frecuencia nos hacemos esto? En casa, en el trabajo, con la familia y amigos … nos quejamos de nuestra realidad actual y deseamos que fuera diferente, como si estuviera completamente más allá de nuestro control.

El cesto de la ropa sucia está siempre rebosante. Me gustaría que alguien se hiciera cargo de eso.
Mi agenda está siempre llena. Me gustaría que la gente deje de invitarme a reuniones.
Me gustaría tener más tiempo para estar con mis amigos / hacer ejercicio / aprender a tocar de guitarra / _________ (completa aquí con lo que corresponda, según tu caso).
Es tan fácil de regalar TU poder. Colocándote en este lugar de lleno de frustración y de insatisfacción. Deseando y esperando que alguien acabe por hacer algo para que tu vida mejore.
Te cuento un secreto: VOS sos ese alguien.
Pero no querés (te imagino con los brazos cruzados, un mohín con la cara, pisando fuerte o incluso pateando el piso, tal cual hace mi niño de 4 años cuando no consigue lo que quiere.)
Te entiendo… No suena ni se ve divertido en la superficie. Pero por debajo de ella, una vez que aceptas que ya creciste, en realidad es bastante divertido y vas a ver que está lleno de posibilidades (esto es una de mis cosas favoritas).

El argumento a favor de crecer

Ser un adulto no es tan aterrador o aburrido como pensé que sería. Tenía la imagen de una vieja cascarrabias que se pasaba gritando a los niños del barrio y que nunca tuvo ninguna diversión. Algo así como el Sr. Wilson de Daniel el travieso (conoces esa caricarura? si tienes 30 y pico calculo que la has visto). Cuando piensas sobre de ser un adulto, ¿qué te imaginas?

Pero resulta que, ser adulto no se trata de ser severo y serio y no saber divertirte. No se trata de comer sólo las verduras  y dejar de lado los helados. No se trata de ser una persona de mal humor, abrumada, acosada por el estrés, siempre ocupada, siempre preocupada.

Ser un adulto es de hacer las cosas que importan.

En el lenguaje de Steven Pressfield, es «convertirse en profesional» … lo que significa que vas todos los días y hacés tu trabajo. No dejas ganar a la resistencia (lo que te  mantendría operando como un aficionado).

Convertirse en profesional es un modo de pensar. Si estamos luchando con el miedo, el auto-sabotaje, las distracciones, las dudas, etc, el problema es, que estamos pensando como amateurs. Los amateurs no se muestran, no se arriesgan. Los amateurs son derrotados por la adversidad. El profesional piensa diferente. Él aparece, hace su trabajo, se mantiene avanzando, se mantiene en la ruta,  no importa que pase.
~ Steven Pressfield (del libro The War of Art)

Creo que ser un adulto es un requisito previo para convertirse en profesional. Esto incluye hacer las cosas que  sean necesarias para lograr tus metas y hacer tu trabajo. (Cosas como tender tu cama y escribir en tu diario, hacer ejercicio, lavar los platos! etc).

Se trata de crear el espacio para tu propio éxito. Reconociendo aquello que no podés controlar y soltándolo en vez de hacer un berrinche al respecto. También: sabiendo qué es lo que puedes controlar en su vida y haciendo lo mejor con eso.

Más que nada, ser un adulto se trata de los hábitos que llevan al éxito. Al igual que lavar los platos, comer sano, y hacer ejercicio regularmente. Dedicar tiempo a tu trabajo importante (eso que tenés tantas ganas de hacer, ese cuadro que querés pintar,  el libro que deseas escribir, eso que tanto tenés ganas de aprender).

No se trata de resignarse … se trata de darse cuenta de qué es realmente importante y que honrar eso con la práctica cotidiana. Se trata de la aceptación. Y se trata de gratitud.

Una práctica es un hábito con propósito.

Esa es mi definición de una práctica, y creo que cualquier tipo de éxito en la vida está construido sobre la base de la práctica (tenemos éxito al aprender a manejar cuando más practicamos, somos mejores deportistas cuando entrenamos más, etc).

Lavar los platos, matener la cocina ordenada se trata de crear un hogar. Se trata de amar a mi familia. Y se trata de mi propia cordura. Esta es la razón por la cual lavar los platos es importante para mí. Y es por eso practico mantener una mesada limpia (al menos, la mayor parte del tiempo!).

Hay algo muy liberador en aceptar que soy adulta. Tengo la oportunidad de crear el espacio en el cual quiero vivir. Soy dueña de mi vida. Acepto que también tengo el poder de hacer que suceda.

Así que desde hace unas noches, me pongo manos a la obra,  lavo los platos. Ya no pienso en «qué mucho trabajo es!» o «¿por qué tengo YO que hacerlo?» o «No quiero». Sólo lo hago. Y entonces felizmente marco en mi lista mental de tareas pendiente esa pequeña y molesta tarea como terminada (me encanta tachar cosas de mi lista mental de tareas pendientes, y a vos?).

Y esta es una forma en la que me di cuenta de que crecí. Estoy creando las prácticas que me permiten hacer mi trabajo importante, y en última instancia para tener éxito (y ser feliz).

Qué cosas o tareas son importantes para vos pero las estás posponiendo? ¿Qué significa ser un adulto para vos? Y cuando en su vida sentís que necesitas crecer? conversemos en los comentarios, realmente me interesa saber tus opiniones.

Lore

PD: si te gusta lo que escribo, por favor, compartilo!