Hay una palabra que se usa mucho en inglés, pero no es tan conocida en español: procrastination (en español se dice «procrastinación»). Suena a trabalenguas, un poco rebuscada, y según wordreference , los sinónimos son dilación, aplazamiento, postergación. Básicamente se podría decir que significa “dejar las cosas para más adelante”.

Según mi experiencia, procrastinar es algo natural, sobre todo cuando lo que se busca es emprender algo nuevo. Una mezcla de incertidumbre, miedo al fracaso, miedo al éxito, miedo a salir de la zona de comodidad y otras cosas, nos lleva a posponer tareas que de concretarse, nos van a conducir a concretar nuestras metas.

Te doy un ejemplo: la semana pasada, mi gran objetivo era armar y ofrecer un programa intensivo y de larga duración para trabajar 1 a 1 con clientes. Hice una lista de los pasos necesarios para concretar eso, puse fechas y tiempos estimados a cada paso. Y cada vez que me senté frente a la computadora para hacer una de esas tareas, «algo» surgió. Ejemplos: «recibí un correo de un cliente, mejor lo miro y contesto ahora», «tengo que diseñar la tarjeta de cumpleaños de mi hijo», «tengo que acomodar la ropa en el placar (sí, realmente hice eso)».

Obviamente, me retrasé en el cronograma. Al conversar con mi coach, noté cuál era mi patrón de comportamiento y gracias a su ayuda, pude reflexionar y corregir esto.

Todo se reducía a evadir el momento de concluir la tarea, porque si bien tengo muchísimas ganas de hacer ese programa, esto implica un compromiso a largo plazo, crear el material en video, documentos, ofrecer ese programa (a un precio que es nuevo para mi)…, implica que algo pueda fallar (que me equivoque, que falle la conexión de internet, etc).

Si bien es cierto que muchas de esas variables están fuera de mi control, también es cierto, que es muy difícil que todo salga «perfecto» o que dejando pasar más tiempo, estudiando más, preparándome más, no sé si alguna vez llegaré al punto de sentirme «lista».

Uno de los mejores consejos que escuché alguna vez, sobre empezar a emprender es: «EMPIEZA ANTES DE ESTAR LISTO«.

Es que con la acción se va obteniendo claridad. Cuando estamos en la fase de planificación, ponderando las variables, hay mucho que no sabemos, mucho que está en el aire. Al empezar, al iniciar acciones, vamos obteniendo resultados (buenos o malos, lo importante es que son RESULTADOS), y es gracias a esos resultados obtenemos información y vamos haciendo ajustes sobre la marcha. Sólo a través de la acción ganaremos claridad. Es importante hacer relevamientos, planificar, diseñar, aprender… pero todo ese conocimiento teórico es insuficiente si no contamos con resultados reales, concretos, para evaluar el rumbo de nuestro emprendimiento.

Otro buen consejo que escuché es: «TODO SE PUEDE APRENDER»

Técnicas, herramientas, metodologías, idomas… tenemos la capacidad de aprender eso, y hoy contamos con herramientas para obtener información de cómo hacer prácticamente cualquier cosa.

HAZLO A PESAR DEL MIEDO

Sobre esto escribí un artículo hace un tiempo. Sentir miedo al iniciar un nuevo emprendimiento es algo natural. En este tiempo trabajé con una variedad de clientes, de diferentes lugares y en diferentes mercados, y pensamientos similares surgen cada vez que tratan de iniciar su negocio; tienen miedo de que puedan fallar, tienen miedo de no tener su sitio web «perfecto» y tienen miedo del cambio inevitable que viene con nuevos comienzos.
Animarse a empezar antes de estar listo es realmente una parte muy importante (y divertida) del proceso de puesta en marcha. ¿La razón? Cuanto más tiempo se demora, más el miedo que se acumula alrededor de la tarea en sí.

Piensa en la última cosa que hiciste, y que te asustaba antes de hacerla. Piensa en cómo te sentías antes de empezar… Esa sensación de malestar en el estómago, el corazón acelerado, la sensación de agobio y nerviosismo.
Ahora pensá en cómo te sentiste después; la sensación de alivio, la adrenalina e incluso (en función de la actividad) el puro goce de vivir el momento.

Crear un negocio online es exactamente así. Los temores iniciales en torno al dinero, la creación de gráficos / páginas web o incluso los productos pueden ser abrumadoras. Cuanto más se piensa en ellos, más se acumulan para convertirse en problemas grandes que parecen pesar más que los objetivos finales de la libertad financiera, ser dueño de un negocio que amas y ayudar a la gente que buscas ayudar. Cuando te sumerges y empiezas la tarea que es aterrador, y en realidad, es justamente eso lo que te dará la motivación y fuerza de voluntad para tener éxito.

DIVIDE LAS TAREAS

Yo sabía que no estaba lista para comenzar mi negocio cuando lo hice. Pero el día que tuve mi gran momento de revelación y supe que tenía que salir y crear mi propio emprendimiento, lo primero que hice, fue enumerar las «grandes» tareas y luego, dividirlas en pasos más pequeños y «digeribles».

NO BUSQUES PERFECCIÓN, BUSCA PROGRESO

La mayor objeción que escucho de mis clientes acerca de cómo iniciar antes de estar listos es que «no va a ser perfecto » . ¿Mi respuesta? Bien.

La gente compra de la gente. Compran su tiempo, habilidades y experiencia – no su sitio web o sus increíbles gráficos ( A menos que ESE sea tu servicio). En última instancia, el principio básico de los negocios es que se crea un producto de valor y se procede a la comercialización de ese producto a tu cliente ideal con el fin para conseguir ventas, obtener información sobre qué tal le resulta ese producto al cliente para luego ir mejorando el producto.

No me malinterpretes, por favor, un buen sitio web ayuda. Tener formas claras para comunicarse o para darle a tu cliente la posibilidad de inscribirse en tus ofertas y capturar sus datos para futuras campañas de marketing es lo que va a ayudarle a planear a largo plazo. Pero empezar antes de que estés completamente listo te da la oportunidad de aprovechar tu pasión por tu producto o servicio y la motivación para perfeccionar tus habilidades de ventas.

También tiene la ventaja de que te da más oportunidades para investigar el mercado y «probar el agua» antes de gastar una fortuna en todas las herramientas que te han dicho que «debes» estar utilizando. Normalmente aconsejo a mis clientes a darse una ventana de treinta días para crear su negocio. No tiene que ser perfecto – pero en treinta días puedes tener tus objetivos, tu cliente ideal, tu sitio web (básico) en marcha y tu primer producto o servicio a la venta.

 ¿Porqué Treinta Días ?

La mayoría de las empresas de software te un mes de prueba en sus productos. Así que podés probar los sistemas y herramientas que son perfectos para vos antes de comprometerte a una inversión financiera a largo plazo. En treinta días, también empezarías a ver los resultados. Si vas a invertir 1-2 horas por día durante treinta días, comenzá ahora, probá y luego decidí si invertir o no.

Empezar con una idea increíble y animarse a implementarla y darla a conocer (a través de las redes sociales, el boca a boca o incluso folletos) significa que te has comprometido con tu negocio y que estás comprometido a que sea un éxito .

Y eso es algo que todos deben aspirar.

lore